Esta columna tiene relación con la ignominia del diputado de la UDI, Ignacio Urrutia, quien calificó de “terroristas” a los exiliados de la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet.
Según Urrutia, pinochetista recalcitrante, las víctimas de violaciones a los Derechos Humanos pretenden “usufructuar” del Estado chileno.
Aquí, la respuesta del escritor y dramaturgo chileno afincado en Suecia, Enrique Durán.
Por: Enrique Durán
¡Sí, carajo! ¡Somos todos terroristas! Y perdonen la expresión "carajo”, pero, ahora ocurre que socialistas, comunistas, ex miristas, mapucistas y tantos miles o millones de trabajadores, mujeres y hombres y, aún, niños explotados por la miseria, el hambre a que los somete este gran capital oligopólico, sí, señor, todos fuimos y continuamos siendo ”terroristas”.
Sembramos el "terror” en la clase acomodada, un porcentaje de unos cientos de chilenos, que sienten terror que el resto de Chile, especialmente los exiliados que aún viven fuera de nuestro país, los saquen a patadas de sus lujosas casas, palacetes, y les arrebatemos el derecho que se han adjudicado desde hace cientos de años a ser los dueños y señores de nuestro país.
Ellos son ángeles inocentes. No torturan ni han torturado a nadie. No matan, no encarcelan a los trabajadores que aún siguen luchando por derecho a una vida digna. El derecho a comer y a existir en paz, sin que ”pacos” o milicos los masacren.
Esa gente, los ángeles de Chile, es dueña, propietaria de las riquezas del país. Nosotros, los que luchamos por construir una sociedad comunitaria, donde todo pertenece a todos, somos los ”terroristas” - Los ángeles están en la corte celestial, donde Augusto Pinochet, sus esbirros y lacayos, siguen siendo aún los protectores, los ”ángeles” guardianes. Ellos son el ”paraíso”. Nosotros, el infierno, ”terroristas” del carajo que no tienen derecho a una existencia digna. Nosotros somos los bandidos de una película barata, indigna. Los niños chilenos que han nacido y seguirán naciendo en la miseria, serán los herederos no de la riqueza del país. Serán los futuros ”terroristas”, si sus padres les enseñan que tienen derecho a una vida digna.
Ni Salvador Allende, ni los partidos políticos de la Unidad Popular mandaron a la cárcel a los conspiradores como Patricio Aylwin, ni Eduardo Frei Montalva y su generales de ejército "demócratas cristianos”.
Tampoco a los dueños de empresas como El Mercurio, a políticos y a militares que querían la muerte, la tortura y la desaparición de mujeres y hombres, de los trabajadores que luchaban por un Chile mejor, equitativo y justo.
Los asesinos, los torturadores, los milicos y políticos que activaron la Operación Cóndor son, ahora, los angelitos, las personas de bien, los Honorables protegidos por la mano protectora de ese Arcángel llamado Augusto Pinochet Ugarte, del Santo “Mamo Contreras” y de otros angelitos creadores como Milton Friedman y los señoritos inocentes de ese clan llamado los "Chicago Boys”. Y para qué hablar de nuestro actual presidente de Chile, ¿cómo se llama? ¿El Ángel de la Guarda?.
Y yo pienso, creo que seguiremos siendo ”terroristas” durante el resto de nuestra existencia, porque queremos recuperar la dignidad que nos han arrebatado. Porque somos seres humanos que aún luchan y combaten por su dignidad y su existencia.
Los dueños de Chile son ángeles inocentes, sin pecado. La riqueza que poseen y roban los coloca en el reino de los cielos. Aunque Jesús dijo: ”Bienaventurados los pobres, porque ellos poseerán el Reino”.
Pero, no. Nosotros, los pobres, nacimos ”terroristas”, en la miseria, y seguiremos siendo ”terroristas” por el resto de nuestras vidas pobres, pero dignas.
Enrique Durán B
Estocolmo, 23 de abril de 2018