La violencia de pandillas afecta cada vez a más extranjeros. Pero no hay reacción de la sociedad. Esta es la opinión de Irene Molina, catedrática de Geografía Humana.
– Si las víctimas hubieran sido suecos étnicos, las reacciones habrían sido más fuertes, afirma.
Fuente: SVT. 30 de septiembre 2023. Traducción: Magazín Latino
Hace dos semanas, amigos y vecinos se reunieron en Sala backe para honrar a Mogos Amanuel Tesfemariam, de 23 años, quien fue asesinado a tiros, frente a su casa. No era la víctima prevista, pero vivía en la misma dirección que un pariente del líder de la pandilla Rawa Majid, el «zorro kurdo», que se encuentra a otro lado del conflicto después de una división interna en la red criminal de pandillas Foxtrot.
«Entonces las reacciones habrían sido más fuertes»
Aparte del monumento conmemorativo, no hubo manifestaciones públicas ni acciones en contra de la violencia de las pandillas en Uppsala, donde recientemente han resultado heridas, en varias ocasiones, personas que no tienen nada que ver con los crímenes de las pandillas.
En parte se debe a que la cultura de manifestación en Suecia es «pobre», pero también a que la violencia de las pandillas se ha normalizado y al origen étnico de las víctimas. Eso es lo que piensa Irene Molina, profesora de Geografía Humana, en la Universidad de Uppsala.
– Creo que si las víctimas hubieran sido de suecos étnicos, las reacciones probablemente habrían sido más fuertes como acción colectiva. Quizás deberían organizarse manifestaciones y campañas para influir en quienes están en el poder para que hagan algo concreto, dice Irene Molina.
¿Por qué es así?
– De esto hablamos en nuestros estudios: ha habido una racialización de la sociedad, de la población y de los lugares. Nos relacionamos de manera diferente con las personas dependiendo de su origen», dice Irene Molina.
En el vídeo: Irene Molina cuenta que en las últimas semanas reina la tranquilidad en Uppsala. El concejal Erik Pelling nos da su opinión.
Foto de la nota: Fempers. Karin Råghall
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